CONCHA CASADO RECORRE, FOTO A FOTO, SESENTA AÑOS EN LA HISTORIA DE LA CABRERA
En los años cuarenta del pasado siglo la Cabrera era un territorio que, en muchos aspectos, vivía perdido en las brumas del tiempo. Sus gentes sufrían, como muchos siglos atrás, la dureza extrema de unas tierras que se negaron siempre a ofrecer sus frutos a los hombres que las habitaban. Allí siempre fue una realidad aquello de que la supervivencia solamente se puede conseguir derramando sudor e, incluso, sangre. Y por si todo esto no bastara, en aquellos años se sufrían también las tremendas penurias producidas por la resaca de una guerra que también llegó a los territorios olvidados, que llevó su crueldad hasta los últimos rincones de la geografía de España. Éste fue el escenario con el que se encontró Concha Casado cuando emprendió su periplo de estudios por la Cabrera. Allí se fue para estudiar a fondo la etnografía de esta comarca alejada de todas las rutas conocidas. Así conoció sus concejos abiertos, quizá los más democráticos que cuantos quedaban vigentes en la provincia. Para realizar su trabajo durante buena parte del año tuvo que navegar por unas calles que eran verdaderos canales de barro. Introduciéndose en la realidad de su día a día se implicó en unas tareas agrícolas realizadas con los mismos elementos que dejaron los romanos. Y buscando palabras viejas para su tesis, esta joven mujer se enamoró de aquella dura geografía y, sobre todo, de la belleza interior de sus habitantes, seres sencillos pero de una enorme fuerza, para los que la hospitalidad era una obligación y la amistad, eterna. Desde entonces, y van ya más sesenta años, Concha Casado no ha dejado de volver a la Cabrera casi cada semana, y desde entonces su colección de fotografías de estas tierras no ha dejado de crecer. La belleza de su peculiar arquitectura ha marcado un poco la historia de doña Concha, que se emociona cuando habla de los palomares o los pajares, o los molinos, o las iglesias, o las balconadas y chimeneas de la Cabrera. Alguien ha reunido y seleccionado este enorme legado y ha creado una exposición que hasta el 15 de septiembre puede verse en la sala Cultural de Caja España en Astorga y que se titula Un paisaje de película. Concha Casado, fotógrafa y documentalista . «Son cerca de un centenar de fotografías en blanco y negro -explica la autora- que en algunos casos se remontan al año 1945. Las demás pertenecen a tiempos más actuales y las ampliaciones están hechas a partir de diapositivas que ido acumulando a lo largo de toda mi vida. En ellas se muestra lo más característico del paisaje y la arquitectura de la Cabrera, que atesora un patrimonio maravilloso que en ningún caso debemos consentir que se pierda. Al verlas, uno se da cuenta de la riqueza que se contiene en ese conjunto singular. Quisiera que estas imágenes pudieran servir para que a partir de ahora no se cometan barbaridades en las estructuras de estos pueblos únicos». Confiesa la etnóloga, ahora inmersa en la fotografía, que se han perdido muchas cosas, pero aún se conservan otras muchas, aún quedan arquitecturas muy hermosas, como los pajares de Villar del Monte, que se están restaurando ahora mismo, rincones de Corporales¿ «yo creo que para los que conocen la Cabrera, estas fotografías serán un recordatorio entrañable, y para quienes a través de ellas descubran esta maravillosa comarca leonesa, serán una sorpresa muy gratificante», asegura. Horario: laborables de 19.00 a 21.00, festivos de 12.00 a 14.00. Calle La Estrella, 3. «Quisiera que sirvieran para que no se vuelvan a cometer barbaridades en estos pueblos únicos»
CONCHA CASADO Etnógrafa
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