sábado, 19 de septiembre de 2009

"DE LA VIEJA ARQUITECTURA SÓLO QUEDA UN DECORADO"
Pilar Ortega y Severino Carbajo, afincados en Truchillas, muestran sus cuadros dedicados a la arquitectura tradicional y el paisaje de la Cabrera
F. Fernández / Truchillas
Hace 35 años, cuando nos instalamos en La Cabrera, en Truchillas, había una carretera infame, la luz fallaba, no había agua corriente... y hoy tenemos banda ancha, han mejorado las carreteras. En fin, es una maravilla y un privilegio vivir aquí”. Así de claros se muestran los pintores Severino Carbajo y Pilar Ortega, quienes a continuación constatan otra realidad que parece una paradoja. “Sin embargo entonces vivía gente, y en las décadas anteriores mucha más, y en la actualidad el mayor problema de la comarca es la despoblación, sin duda. Ha sido terrible”. Una despoblación que se palpa, casi se huele, en la exposición conjunta que los dos han abierto ayer mismo en el Centro Leonés de Arte (Palacete de Independencia) del Instituto Leonés de Cultura con obras (dibujos en blanco y negro de Pilar y óleos en color de Severino) bajo el título ‘Arquitectura y paisaje en la Cabrera’. Una muestra en la que no aparece ni una persona, los grandes ausentes de esta comarca.Sin conjuntos arquitectónicosEs una muestra en la que se recogen obras de todos estos años que ellos llevan afincados en Truchillas (aunque Severino Carbajo se incorporó más tarde al proyecto), lo que permite ver la evolución de la arquitectura y el paisaje en esta comarca leonesa. Un recorrido que deja una triste sensación al visitante y también a los pintores. “En la muestra, y el catálogo, se puede comprobar cómo Pilar en los primeros años reflejaba muchos con juntos arquitectónicos, como el de Saceda, y hoy esto ya no es posible porque han desaparecido, porque en medio han surgido elementos de construcción moderna que rompen el conjunto y la uniformidad que tenía”, señala Severino Carbajo, quien afirma con cierta añoranza que “el potencial arquitectónico y paisajístico de la Cabrera era impresionante. Era, ya no lo es tanto”.En sus palabras, y en su trabajo pues en sus óleos hay mucha más presencia del paisaje, aparece el segundo elemento fundamental de esta muestra, el paisaje. “Si la destrucción de la arquitectura ha sido penosa la del paisaje ha sido cruel, en nada se parece al de hace décadas. Los fuegos, las canteras, los cielos abiertos, el abandono de las tareas agrícolas tradicionales, las nuevas construcciones... son demasiadas agresiones”.Matar los recuerdosA la hora de analizar las causas que han llevado a la arquitectura y el paisaje de la Cabrera a la triaste situación actual, Pilar Ortega y Severino Carbajo introducen un elemento ‘curioso’. “La despoblación está en el trasfondo de todo. Pero la gente que se ha ido en la Cabrera lo ha hecho porque no había futuro, porque la vida era muy duro y los recuerdos no son excesivamente agradables. Por ello, cuando regresan en una buena situación económica y quieren hacerse una casa utilizan los materiales de las tierras a las que se han ido y en la que han tenido una mejor calidad de vida, en Barcelona, en el País Vasco, en Madrid, incluso en el extranjero. Las viejas casas encierran recuerdos que, tal vez, quieran borrar”.Parques temáticosEn ese momento entran en juego otros factores como problemas de educación u olvido de las instituciones. “Es evidente que les han dejado hacer lo que quieren y que nadie ha orientado su trabajo a la recuperación de aquella espectacular arquitectura y paisaje”. En este punto recuerdan la pasión que siempre ha puesto en la defensa de esta comarca Concha Casado y los planes que en los últimos años han puesto en marcha la Diputación y la Junta para preservar la arquitectura de lugares como Villar del Monte o el barrio alto de Forna. “Pero es evidente que son una especie de parques temáticos de lo que fueron las viejas construcciones de la comarca. Pero se mantiene el problema inicial, la despoblación, y la realidad de que una tierra no la puedes conservar como si fuera un decorado, sin vida”.En ese sentido admiten que su trabajo puede, y quiere, ser una denuncia y una forma de concienciar a la gente. “Sí ha cambiado el aprecio que se le tenía a las viejas construcciones, a nuestra arquitectura tradicional, al ver que se han publicado libros sobre ella y se la valora mucho, que hacemos exposiciones en las que se reivindica su valor... En Truchillas, por ejemplo, se ha sacado la piedra de muchas fachadas, se han vuelto a hacer casas de piedra con balconadas y demás y se ha detenido una moda que llegó hace unos años del cotegrán”. Ellos, mientras tanto, ahí siguen con su vida y con su lucha. Con sus lápices y pinceles como arma de denuncia. “De hecho ya estamos trabajando en otro proyecto en el que el gran protagonista sea el paisaje, el otro gran damnificado de la Cabrera”.

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